Ernesto Zedillo.
BUSQUEDA DE LA SOLUCION AL CONFICTO DE LOS EZLN
Reseñó Zedillo, se llevaron a
cabo conversaciones directas entre el representante del gobierno federal
–Zedillo nunca mencionó a Manuel Camacho por su nombre– y el EZLN; se respondió
positivamente a las demandas de éste, y antes de que los zapatistas
respondieran –que sería un rechazo– a las propuestas oficiales de paz, el
gobierno empezó a responder peticiones que atendían a los rezagos sociales en
las zonas francas.
Luego –siguió–, siete días
después de la renuncia de Camacho, el gobierno nombró un nuevo comisionado para
la paz; Jorge Madrazo, al que tampoco mencionó por su nombre, hizo doce
intentos por establecer contacto con el EZLN para reiniciar las negociaciones
directamente. Pero los zapatistas nunca aceptaron dialogar con él.
Después hizo revelaciones que,
por decir lo menos, no correspondieron con la postura –respecto del conflicto–
que había guardado cuando era apenas candidato y cuando todavía no asumía el
poder. A finales de julio, dijo que él no intervendría en el asunto: “Yo
considero que en este momento quien es simplemente un candidato a la
Presidencia no debe socavar el papel y la responsabilidad del gobierno”. Aunque
también dijo entonces que “si en algún momento mi participación, mi
intervención, es requerida por el gobierno y aceptada –o también requerida por
la otra parte–, estaría más que gustoso de aceptar esa responsabilidad si me
fuese conferida”.
Meses más tarde, a finales de
noviembre –ya presidente electo–, Zedillo reiteró que el asunto de Chiapas sólo
lo atendería “a partir del momento en que entre en funciones, es decir, a
partir del 1º de diciembre”.
Sin embargo, en el mensaje
nocturno del miércoles, reveló “como ya lo había hecho días antes el subcomandante
Marcos” que su participación en el problema empezó aun antes de esa fecha.
Dijo:
“Como lo ha revelado el propio
EZLN, desde antes de asumir la Presidencia de la República procuré establecer
un diálogo directo con ellos. De hecho, pude hacerles llegar seis
comunicaciones escritas e, incluso, en una ocasión recibieron ellos a un
enviado personal mío. Esas gestiones para iniciar el diálogo también fueron
infructuosas.”En suma, indicaba la lógica
del discurso del miércoles, el gobierno ha hecho todo lo que está de su parte
por encontrar soluciones pacíficas, y el EZLN responde con amenazas:
“Lamentablemente, hace unos días… anunció su intención de emprender acciones
violentas”, dijo Zedillo.
Luego, las acusaciones implícitas: el conflicto “ha mantenido en zozobra a la sociedad mexicana”, “ha significado la suspensión de las condiciones constitucionales de soberanía nacional en una parte considerable del estado de Chiapas, cerca de una frontera internacional”; “se ha erigido como causa de división entre los mexicanos”; “representa una amenaza constante a la tranquilidad pública, a la paz y la justicia”; y en Chiapas ha significado “el deterioro agudo de las condiciones económicas y sociales de la población, señaladamente de los sectores y los grupos más necesitados”.
Luego, las acusaciones implícitas: el conflicto “ha mantenido en zozobra a la sociedad mexicana”, “ha significado la suspensión de las condiciones constitucionales de soberanía nacional en una parte considerable del estado de Chiapas, cerca de una frontera internacional”; “se ha erigido como causa de división entre los mexicanos”; “representa una amenaza constante a la tranquilidad pública, a la paz y la justicia”; y en Chiapas ha significado “el deterioro agudo de las condiciones económicas y sociales de la población, señaladamente de los sectores y los grupos más necesitados”.
Y después del recuento de las
acciones gubernamentales; después de informar de sus gestiones personales;
después de detallar el daño que el conflicto ha hecho al país; después de
sugerir la cerrazón del EZLN… vino el párrafo que en su principio crispó los
nervios:
“Estando cerca de cumplirse ya
12 meses del estallido de la violencia, el gobierno de la República considera
que su obligación es procurar un cambio en las circunstancias (muchos
reporteros dejaron de apuntar; las miradas, atónitas, confluían ansiosas en el
rostro del presidente; pero nada pasaba) que conduzcan a la paz, la negociación
y el establecimiento de condiciones para un desarrollo con justicia social.”
Pasó el susto. Simplemente, el
presidente anunciaba un nuevo esfuerzo por lograr la paz en Chiapas: “Hoy
reitero que el diálogo es el único camino para una solución perdurable y una
paz digna para todos”, y en congruencia, “hoy formulo un nuevo llamado al
diálogo y propongo un mecanismo concreto para su inicio cuanto antes”.
El mecanismo: una Comisión
para el Diálogo y la Mediación por la Paz, que estaría integrada sólo por
legisladores de los distintos partidos políticos representados en las cámaras:
dos del PRI, dos del PAN, dos del PRD y uno del PT.
La propuesta de crear una Comisión
plural, sin representación gubernamental, no correspondió plenamente con lo
declarado por el presidente Zedillo en Miami, el domingo 11, poco antes de
regresar al país, luego de concluida la llamada Cumbre de las Américas. A
pregunta sobre si se nombraría un nuevo comisionado para la paz, el presidente
contestó:
“No considero que debamos
acudir a los mismos expedientes que estuvimos utilizando durante este año para
intentar resolver este conflicto. Yo procuraré un mecanismo, digamos más
institucional, más de conformidad con los instrumentos que ya tiene a su
disposición el gobierno de la República, para emprender la negociación, para
llegar a acuerdos y para llevar a cabo, en su ejecución, estos acuerdos.”
Encontradas que resultaron
esas declaraciones con la propuesta de establecer una nueva comisión “sin
facultades ejecutivas”, junto con el rechazo del PRD a la misma (hasta el
cierre de la edición, era el único partido que no había nombrado a sus dos
representantes), Zedillo tuvo que aclarar el viernes 16: La Comisión se propone
“ante la negativa del EZLN de dialogar y negociar directamente con el gobierno
federal”.
Además, expuso ante dirigentes
de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE),
la Comisión no puede ser nombrada por el Ejecutivo ni tampoco representa al
Congreso: “Se trata de una Comisión cuyos miembros son nombrados por los
partidos políticos que participan en el Congreso de la Unión. Así, sus
integrantes tendrán un doble aval: el de haber sido elegidos al Congreso de la
Unión como legisladores, y el recibir la encomienda de su partido político para
participar en la mediación”.
Y ante las voces que, en los
medios informativos, sugieren que con la Comisión el presidente rehúye
responsabilidades, Zedillo atajó:
“Estoy perfectamente
consciente de que la labor de mediación institucional que puede realizar la
Comisión de ningún modo me releva de ninguna de mis responsabilidades de
atender las razones profundas de inconformidad que han abonado la violencia.”
Y alzó la voz: “¡Como
Presidente de la República no rehuiré ninguna responsabilidad!”.
Al reclamo del PRD por la
falta de procedimientos que normarían el funcionamiento de la Comisión, el presidente
apuntó: “Es evidente que la determinación de esos procedimientos corresponde a
la propia Comisión. Estoy proponiendo una Comisión independiente y, por ello,
no puedo ni debo fijar las reglas internas de trabajo de la Comisión”.
En suma, y directo a ese
partido, Zedillo clamó: “No es el momento de regatear el apoyo a la paz; no es
el momento de confundir intereses y propósitos. Para lograr la paz todos
debemos estar dispuestos a poner la parte que está a nuestro alcance”.
Finalmente, en una acción
paralela de presión al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Zedillo
decidió hacer públicas las comunicaciones enviadas al Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, a las que se refirió en su mensaje del miércoles. Una de
ellas, la primera –fechada el 15 de septiembre–, fue distribuida la noche de
jueves 15 por la Dirección General de Comunicación Social de la Presidencia.
En ella, el entonces candidato
presidencial triunfante invita al EZLN al diálogo y a la negociación, “sin
prejuicios”, lo insta a “ser parte activa de la solución” al conflicto en
Chiapas, y propone encuentros para determinar procedimientos de trabajo y
comunicación. Apunta, incluso, el nombre de su enviado personal, pero aparece
borrado en la versión distribuida por la Presidencia.
En la respuesta del EZLN, con
fecha 16 de septiembre, el subcomandante Marcos señala que los temas de la
carta “son delicados”, por lo que le advierte a Zedillo que deberá consultar
con sus “superiores”; promete respuesta y reconoce la voluntad de diálogo del
candidato triunfante, pero no deja de apuntar que “las señales gubernamentales
y la situación nacional siguen hablando en sentido contrario” a esa voluntad.
EFECTO TEQUILA
La crisis económica de México de 1994 fue una crisis
iniciada en México provocada por la falta de reservas internacionales, causando
la devaluación del peso mexicano durante los primeros días de la presidencia de
Ernesto Zedillo. A unas semanas del inicio del proceso de devaluación de la
moneda mexicana, el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton,
solicitó al Congreso de su país la autorización de una línea de crédito por $20
mil millones de dólares para el gobierno mexicano, a efectos que le permitieran
garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos
financieros denominados en dólares.
En el contexto internacional, las consecuencias económicas
de esta crisis se denominaron "Efecto Tequila". En México, se le
conoce como el "Error de diciembre", una frase acuñada por el
expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las
presuntas malas decisiones de la administración entrante de Ernesto Zedillo
Ponce de León y no a la política económica de su sexenio.
ALTERNANCIA POLITICA 2000
Las elecciones federales de México de 2000 se llevaron a
cabo el domingo 2 de julio de 2000 siendo estas las últimas del Siglo XX y del
II milenio, y en ellas fueron electos a nivel federal:
Presidente de la República. Jefe de Estado y de Gobierno
electo para un periodo de seis años no reelegibles en ningún caso, y que
comenzó su gobierno el 1 de diciembre de 2000. El candidato electo fue Vicente
Fox Quesada, primer presidente de oposición electo en 71 años.
128 senadores. Miembros de la cámara alta del Congreso de la
Unión, 3 por cada estado de la federación y por el Distrito Federal, electos de
manera directa y 32 por una lista nacional, todos por un periodo de seis años
que comenzó el 1 de septiembre de 2000.
500 diputados Federales. Miembros de la cámara baja del
Congreso de la Unión, 300 elegidos por el principio de mayoría relativa en
distritos uninominales y 200 elegidos por el principio de representación
proporcional en 5 circunscripciones plurinominales en las que se divide el país
(40 escaños por circunscripción), todos por un periodo de tres años, que
comenzó el 1 de septiembre de 2000.
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